lunes, 5 de diciembre de 2016

LA POSTURA DEL MISIONERO

La postura sexual conocida como del misionero tiene unas connotaciones específicas. Bien es sabido que los religiosos cristianos, amparados en su misión divina, ( defensa de las armas de reyes y papados), se daban a la coyunda sin nada ni nadie que pusiera remediable orden. Allende los mares la cristianización tuvo dos efectos, uno, el genocidio específico y calculado de los oriundos no adeptos, otro, la mezcla de razas merced al fornicio de libre albedrío. La balanza muerte - nacimientos no quedó equilibrada, pero el mundo de los mulatos, mestizos, cátiros, etc.. fué norma en la propagación de la especie. A todo este despropósito contribuyó el misionero, figura totémica para occidente fundamentalista. El misionero y sus faldas remangadas.  Descubro desde el punto de vista antropológico la idea de que la ausencia de los mamíferos de toda cópula frontal era signo de cierta organización de la sexualidad basada en el bestialismo, la violencia, la dominación y, por qué no, el goze del otro.
La cópula frontal se contemplaba como lo propio del hombre o como la normalidad en la sexualidad humana, centrada en el necesario reconocimiento de que la diferencia de sexos resulta prioritaria. De esta constatación se deducía que el orgasmo femenino no existía en el reino animal. Por consiguiente, primatólogos y especialistas en mamíferos dieron a este acoplamiento de frente el nombre de "postura del misionero", con el fin de certificar que estaba relacionado con la civilización, (la misión civilizadora de occidente cristiano). Frank de Wall escribía: "Vemos en el acoplamiento frontal una marca de dignidad y de sensibilidad que separa a los humanos civilizados de los infrahumanos. Esta postura copulatoria fue elevada al rango de innovación cultural que modificaba fundamentalmente la relación entre hombres y mujeres. Se creía que los pueblos sin escritura obtendrían con ello gran provecho, de ahí la expresión postura del misionero".
Para los moralistas este tipo de cópula era de natura, frente al trasero, lateral, o cualquier otra variante, considerada como demoníaca o perversa, pues el diablo siempre se representaba con los rasgos de un animal lúbrico. Igualmente, desde esta perspectiva el orgasmo femenino se designaba como la expresión de una animalidad pervertida.
Estos asuntos, que me permito amalgamar, están reflejados, junto a otros estudios en el extraordinario ensayo de Elisabeth Roudinesco, "Nuestro lado oscuro", y de ahí translitero algunas frases. 
La postura del misionero, quizás la más practicada en el mundo, obedece pues, a razones primitivas y sociales, tal vez primitivamente sociales. Cosas de la coyunda.


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