Twits, watsaps, facebooks porquería, linde no se qué, .... la perfidia de los humores desinflados basados en el anonimato, no, disculpen, en los humores sujetos a las IP, nuevos hilos conductores de sociedad insociable.
Dicen en el bareto de la esquina (los mayores madrugan para ver televisión caótica mientras beben y vuelven a beber alcoholes de cuarenta grados a la sombra):
el molt honorable president de catalunya, de euzkadi pues, de las regiones secesionistas contrarias al espíritu de Isabel y Fernando (impera), son unos hijos de puta. Algunos regodean la metástasis de sus cerebros vacuos gritando alirones a España, a Franquito el sanguinario y a Rajoy, dios mismo de la patria unida borbónica e inalterable, coño, caña, cañí. Son tuiteros ultramodernos hablados, on line, en vivo, tal cual. Unidad intangible, defensa de los valores y las tradiciones, muerte a los contrarios.
Esto de los ciento y no se cuanto caracteres, de los links y de toda la intoxicación absurda e irrelativa no se sostiene en cuanto a percepción delictiva. Unos incitan al fascismo desbaratador, otros al humor negro cruel, otros a la iconoclastia, otros al sexo furibundo machista y violador, otros a la puta madre de dios.
En todo caso, Alá y dios judeo cristiano responden al mismo parangón legislativo:
Marco Valerio Marcial fue un grande, el primer tuitero de la historia, o el segundo, que siempre hay algún enterado gilipollas que me corrige.
En todo caso él actuaba como esos del bar y como éstos de las redes: daba caña a sus enemigos predilectos, fuesen quién fuesen, editores, senadores, boticarios, mujeres, amantes, emperadores, sátira mordaz para combatir el orden establecido: Áspero ama, pero a ciegas, a una mujer hermosa en verdad. Así pues, en realidad, Áspero ama más de lo que ve.
O : Llevando, Cresto, depilados los cojones, y la minga igual que el cuello de un buitre, y la cabeza más monda que los culos prostituidos, y aunque no queda ni un pelo en tus piernas y las pinzas limpian crueles tu bozo canoso, hablas de los Curios, los Camilos, los Quincios, los Numas, los Ancos y todos los hombres de pelo en pecho que alguna vez hemos leído, y hablas en tono grandilocuente y amenazador y te querellas con las representaciones teatrales y con tu época. Pero si entremedias te tropiezas con un joven sodomita, liberado ya de su pedagogo, y cuyo pene túrgido ha desfibulado el herrero, lo llevas contigo llamándolo con un guiño, y vergüenza da decir, Cresto, lo que haces con tu lengua catoniana.
Y más: Cuando te tiras a una mujer, Policarmo, al final sueles cagar. Cuando se te tiran a ti, ¿qué haces, Policarmo?.
El mundo siempre girando alrededor del mundo, siglos y siglos. Por eso esta escandalera de lo que dicen y decimos, este alboroto reaccioanrio, fascistoide, de escandalizarse en torno a lo que, en moralidad, en la vida privada cotidiana, es norma, me parece un simple subterfugio de analfabetoides, especie por otro lado proliferante en los actuales días.
¿Que habría sido del siglo de oro sin la sátira mordaz, locuaz, con saña, la sátira demoledora que componía incendios en las copisterías y en los copisteros?, ¿qué, si la obscenidad contra prelados, monarcas, ministros, cornudos, follanobles, curas de sotana empalmada, monjas putas, monjas alféreces, reverentes señores de toga y pederastia, prebostes, presidentes opiómanos, militares de sablón y homoxesualidad reprimida... , qué de los grandes estamentos criticados y elevados al grado obsceno de sus componendas, qué de la literatura salvaje rompiendo moldes, espabilando al espectador, al lector incipiente y mordaz, qué de la caricatura, del chiste dibujado, de los monos anti todo?.
En fin, o al fin mismo ¿qué sería de todo si todo no fuese ofensivo, o regulado o ajustado al paladar del único pensamiento?.
Duermes con jóvenes que la tienen como Príapo, y a ti no se te empina, Febo, lo que se les empina a ellos. Por favor, Febo, ¿qué quieres que yo me imagine? Me inclinaría a pensar que eres un afeminado; pero los rumores dicen que no eres maricón.
¿Y qué?. ¿Ofensivo?. ¿Porqué?.
Las que estáis en religión
muy castas y continentes,
suplicos que, con perdón,
me soltéis una cuestión
que se me viene a las mientes,
porque no soy adivino
ni alcanço vuestros primores,
y es que, pues creçe contino,
¿qué hazéis del vellocino
de las partes inferiores?
Porque si no lo cortáis,
respondedme dónde os llega,
pero si le desmontáis
dezidme si deseáis
aquello que se os deniega;
y si vuestro corazón,
remirando aquella alhaja
siente que aquel boquerón
no estava allí sin razón
ni fue para ençerrar paja.
¿Y qué?, reitero.
Palabras antitaurinas, protaurinas, fascistas (las más), antifascistas, religiosas, oh divino copón, antirreligiosas, de ensanche obscuro, ensanchadas como el culo de los moralinos burgueses....
Pues decir que no es miembro que da gusto a las gentes, pregúnteselo a uno que con gana desbucha, que él dirá lo que el común proverbio, que, para encarecer, que quería a uno sobremanera, dijo: "Más te quiero que a una buena gana de cagar". Y el otro portugués, que adelantó más esta materia, dijo: "Que no había en el mundo gusto como el cagar si tuviera besos." Pues ¿qué diremos si probamos este punto con texto del filósofo que dijo:
No hay contento en esta vida
al contento que es cagar.
que después de haber cagado.
y yo digo mal de muchos;
mi decir es más valiente,
por ser tantos y ser uno.
mi decir es más valiente,
por ser tantos y ser uno.
Que todos digan verdad,
por imposible lo juzgo;
que yo la diga de todos,
con mi licencia lo dudo.
por imposible lo juzgo;
que yo la diga de todos,
con mi licencia lo dudo.
Por eso no los condeno,
por eso no me disculpo;
no faltará quien nos crea
a los otros y a los unos.
por eso no me disculpo;
no faltará quien nos crea
a los otros y a los unos.
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